"Solvencia de símbolos y metáfora de la vida. Una posibilidad casi infinita de significados y de emociones y de puntos de comprensión de la realidad. Narración sobre el sentido de las palabras y de cómo las palabras sostienen la vida, y de la necesidad absoluta de agarrase a las palabras para preservar la memoria y limpiar el olvido. Y eso dicho de la manera tan sencilla y tan emotiva como José Antonio Abella nos lo cuenta.
(...) Creo que establece además una conexión con algún arquetipo fundamental de las historias que han estado al servicio de la sabiduría de las cosas y de la sabiduría de la vida."
Luis Mateo Díez,
miembro de la Real Academia Española.
Una tierra mansa agrupa un conjunto de 16 relatos que tienen como protagonistas a los habitantes de unos pueblos aparentemente tranquilos, sometidos a las tensiones y carencias de una tierra en la que la vida transcurre en precario equilibrio. En este marco podemos seguir las peripecias de unos mozos maduros y desencantados que tratan de alargar hasta límites imposibles la noche de los domingos. O la amargura y perplejidad que destilan las reflexiones del marido de una vieja prostituta. Personajes que dan cuenta de un mundo que se agrieta y desmorona en relatos narrados con el estilo preciso y envolvente de Ignacio Sanz.
De mi nadie / esperó nunca nada, se lee en uno de los poemas de este libro. Un sutil pesimismo impregna cada una de sus páginas, llenas de pérdidas, fracasos, bellas muertas desaparecidas, fantasmas, ahogadas que nunca regresarán a los lugares donde fueron felices. No hay retórica en ellas, sólo el reconocimiento de este dulce fracaso que es vivir y sobre el que nadie quiere preguntar. Nunca preguntan ni contestan nunca / acerca del salario de las flores / por dar aroma a espacios miserables. Ese salario de las flores es la vida de la poesía. A la manera de los epicúreos, que, hasta cuando su casa estaba en llamas, se tomaban tiempo para comerse el pan y beberse el vino, escribir es para Luis Javier Moreno el arte discreto y noble de la supervivencia. No deseo soñar lo que he soñado / es raro que los libros (míos o ajenos) /sean un aliciente de la vida / en el huérfano asilo del idioma
Gustavo Martín Garzo
Pulsa sobre la imagen de cada portada para acceder a la página específica de cada libro. Allí podrás ver las características de la edición, hojear parte del contenido, conocer la reseña biográfica de los autores, leer alguna crítica y, si lo deseas, adquirir el libro seleccionado.
“Por aquel entonces, yo era un hombre gris y sin gracia. Sin embargo, inesperadamente, la chica más guapa del baile se fijó en mí. “
Así comienza esta historia de pasiones y carencias, de mezquindades y miedos. Miedo a la soledad, al engaño, al abandono. El encanto y el desencanto de un hombre que, tras pasar media vida bajo la sombra protectora y absorbente de su madre, encuentra en la vitalidad explosiva de una joven veinte años menor, el camino que le llevará sin remedio a las puertas del caos.
Escrita con agilidad y frescura, esta primera novela de Andrés Portillo descubre a un autor de lenguaje preciso, dotado on recursos narrativos capaces de atrapar al lector, desde la primera hasta la última página, en una trama de pequeñas tragedias salpicadas de humor, con la poesía justa y un gran conocimiento de la condición humana.
A finales de 2007 se subastó en San Francisco el globo terráqueo que Adolf Hitler utilizaba en su refugio del Berghof (Bavaria). Su dueño, un soldado norteamericano que lo rescató de las ruinas y que acreditó su autenticidad mediante pruebas fotográficas, ignoraba que en su interior, enrollado cuidadosamente, se encontraba el último mensaje escrito por el genocida
austríaco. Un millonario estadounidense, tras hacerse con la pieza, extrae del globo el mensaje, lee las enigmáticas palabras escritas por el jerarca nazi durante una reunión celebrada en Berchtesgaden en enero de 1945 y pone en funcionamiento una compleja investigación que destapará un asombroso secreto que sólo conocían los asesores más cercanos al dictador. Y todos (Himmler, Goebbels, Martin Bormann, Goering) eligieron el suicidio para mantener sus labios sellados. Es el momento de conocer el enigma de aquel complot.
Frente al Pacífico es una elegía a la resistencia e integridad del carácter japonés. La cuidada selección de artículos que componen esta obra, publicados entre los años 2008 y 2011, descubre aspectos de la forma de vida del pueblo japonés desde la interpretación de una observadora española residente en Japón. La sociedad japonesa continúa siendo una gran desconocida para los habitantes de Occidente, que sin embargo tuvieron ocasión de observar algunos de sus admirables comportamientos tras el gran terremoto y tsunami de marzo de 2011. Escrito con amenidad y rigor, e ilustrado con delicadas obras caligráficas de Tomoko Miyamoto, este libro es una puerta a los valores que subyacen bajo esa lección de fortaleza que las víctimas del desastre brindaron al mundo y que supuso para muchos una oportuna reflexión personal en una era en la que preocupa el declive moral de tantas sociedades.
Si formulásemos en la calle la pregunta sugerida por el título de este libro, Cómo hablamos y escribimos, una gran parte de nuestros interlocutores respondería probablemente de modo unánime: “Mal”.
La mayoría de la gente, en efecto, es consciente de que habla y escribe mal, de que comete faltas de ortografía y de sintaxis, de que su vocabulario es pobre, de que se expresa con dificultad. Y esto, sorprendentemente, es así no solo en personas con pocos estudios, sino también en otras con titulaciones universitarias. Con este libro, Alberto Martín Baró no pretende solucionar esas deficiencias, pero sí llamar la atención sobre algunas carencias frecuentes, sobre modas que afectan a los usos del lenguaje y del habla, sobre cómo evolucionan ciertos vocablos, ciertos dichos y sus significados, sobre las funciones del lenguaje, sobre determinados neologismos y la influencia de otras lenguas en la nuestra. Y lo hace de un modo sencillo y ameno, lejos de la aridez que tantas veces caracteriza los ensayos lingüísticos, respondiendo a un principio esencial de los buenos maestros: “Enseñar deleitando”.
Entre enero de 1949 y diciembre 1953, la joven alemana Edelgard Lambrecht y el poeta español José Fernández Arroyo intercambiaron una intensa correspondencia que marcaría la vida de ambos. Basada en las cartas de Edelgard, en el diario de José y en años de investigación documental sobre la II Guerra Mundial y su posguerra inmediata, esta novela constituye un singular testimonio del sufrimiento del pueblo alemán tras la caída del nazismo, cuyos innumerables crímenes no sirven de justificación a la barbarie que las tropas aliadas, especialmente las soviéticas, ejercieron sobre la población civil de un país convertido en ruinas. En esa oculta tragedia, los quince millones de alemanes expulsados de sus hogares en Prusia, Pomerania, Silesia o los Sudetes (de los que dos millones murieron durante la deportación) merecen más que una pequeña mención en los libros de Historia. Todo lo perdimos –escribe Edelgard Lambrecht en la primera de sus cartas–: nuestra madre, nuestros dos hermanos y otros parientes próximos, la patria y los bienes; también nuestra salud sufrió mucho... De ello trata esta novela, pero también, y sobre todo, de la capacidad para sobreponerse al infortunio, del amor a la vida, del amor a todo lo que en la vida merece ser amado.
Edelgard es una joven alemana de Stettin que, brutalmente desalojada de su hogar por las tropas de liberación rusopolacas al finalizar la Segunda Guerra Mundial (1945), consigue finalmente refugiarse en Flensburg (Schleswig-Holstein) en compañía de su padre y de su hermana Sigrid. Edelgard es también, a juzgar por las maravillosas e inolvidables cartas que dirige durante más de un lustro al autor de Diario de un sueño, la personifica ción más delicada, tierna y exquisita de Ewigweiblicho o eterno femenino que me he echado a mis ojos de lector compulsivo en los últimos años (por lo menos). Sólo si pienso en la dulcísima Margarita del Fausto goetheano o en la deslumbrante Inés de Santorcaz que Galdós nos regala en la primera serie de sus Episodios Nacionales, se me dibujan en la mente perfiles arquetípicos comparables al que representa Edelgard.
Luis Alberto de Cuenca
ABC Blanco y Negro Cultural
CALLE FERIA es una historia de historias que se entrecruzan y yuxtaponen en el marco de una ciudad provinciana en distintos periodos del siglo XX. Una novela en la que se combinan distintas voces narrativas, registros y personajes que, como en la vida misma, entran, salen, reaparecen o desaparecen de manera inesperada por sus páginas. CALLE FERIA acaba por acercar al terreno narrativo aquella búsqueda de lo esencial a través de lo cercano que siempre se ha percibido en la poesía de Tomás Sánchez Santiago.
«Un ejército de minoristas y dependientes de comercio, fruteras, componedores de relojes, taberneros, palomeros, curas heterodoxos o reparadores de cachivaches eléctricos doblados de críticos cinematográficos, conforma el magma abigarrado de una calle donde las palabras que se echan a volar son lo único que no está tasado por la autoridad gubernativa o eclesiástica (...) He aquí, en fin, una novela absolutamente recomendable: léanla, aunque se queden encerrados en ella».
Ángel Luis Prieto de Paula. BABELIA (El País)
Tatán Saiz Lobo, agente forestal lleno de vida y de proyectos, comienza a sentir dolores en el pecho y en una cadera al regreso de un viaje a Bolivia. Después de un rosario de pruebas en el hospital de Cruces, el diagnóstico es contundente: cáncer de pulmón con metástasis ósea. Su padre, Juan Andrés Saiz Garrido, enfermero de urgencias, sabe que el pronóstico es fatal.
Durante una sesión de quimioterapia en el hospital de Segovia, el padre se topa con la frase central de la novela de Tolstoi, La muerte de Iván Ilich: “Todos los hombres son mortales; Cayo es un hombre, luego Cayo es mortal”. Reacciona con ira: “Todos sí, pero mi hijo no; Tatán no es Cayo ni Iván Ilich, es un templo de bondad y belleza, con toda una vida por delante”. Asumir esa muerte imparable que llega será una de las tareas durante la corta enfermedad.
Tras el desenlace, tan angustiosa es la ausencia que Juan Andrés se agarra al recurso que más le alivia, la escritura, y rememora la vida con su hijo. Fruto de esa catarsis, surge un texto cargado amor y dolor, de honda reflexión y ternura, de emociones y sonrisas compartidas... Incluso de esperanza en el deseo de mantener viva, en la memoria de cuantos lean este libro, la imagen de Tatán.
Zacarías, el niño narrador de “María, ojos de lechuza” cuenta los curiosos paseos que da por La Alameda del Parral de Segovia, al lado de su tío, el pintor Jesús González de la Torre y de Zoila, su gata, tocada con una extraña mancha azul en la cola. Los tres, tío, sobrino y gata, siguen el vuelo errático de la lechuza que habita en la Alameda en la que vive reencarnada la escritora María Zambrano. Zacarías, Zoila y Zambrano comienzan por “z”. Detrás de esta historia late un acercamiento al mundo de la creatividad. Junto con el tío, el sobrino, la gata y la lechuza, en estos paseos iniciáticos, aparecen también los poetas San Juan de Cruz y Antonio Machado, dos paseantes insignes de un valle cargado de historia y espiritualidad.
Un hermoso libro para niños y adultos donde convergen las sensibilidades de notorios artistas: el escritor Ignacio Sanz y el pintor y diseñador Mariano Carabias
La escritora María Sentís escribe una carta dirigida a su marido con la intención de desprenderse de los velos que han cubierto una vida llena de secretos. La carta va tomando vida propia y se convierte en un lugar al que la protagonista accede para observar su mundo emocional. Se mira en ella como en un espejo y construye un autorretrato con los otros rostros que pasan por él. Esos personajes importantes de su vida que, afectados por su forma de mirarlos, quedan impregnados de ella y nos ayudan a descubrir su propia manera de amar, perdonar o traicionar. Su sexualidad. Sus interrogantes. La fuerza que ofrecen los cambios de siglo para la transformación social y personal y el aniversario de su hijo fallecido años atrás, le ayudan a emprender un ejercicio de introspección que provoca en ella una metamorfosis. Entra en la nueva etapa con la sensación de que la existencia ya no puede proporcionarle más que recuerdos. Pero la vida se revuelve y ofrece sorpresas a cada paso. Solo hace falta dilatar la escritura de una carta, dejar que pase el tiempo, para darse cuenta. Repetir o experimentar nuevos aciertos y errores. Descubrir que hay muchas maneras de vivir.
"Salto del duelo al sexo como quien se zambulle en una piscina para soportar el infierno."
La sombra del pantano es el último relato escrito hasta ahora por Ignacio Sanz, con el que Isla del náufrago inicia su colección de relatos Vivac.
El autor, aprovecha el anuncio de la construcción de un descomunal pantano en el curso medio de un río para reflexionar sobre el abandono de nuestros pueblos, la soledad, lo complicado de las relaciones humanas, sobre cómo el capitalismo salvaje, con tal de obtener réditos desproporcionados, no repara en nada, ni siquiera en anegar setecientas hectáreas de bosque con todo lo que eso supondría: la muerte de pinos, álamos, olmos, helechos, encinas…, toda la fauna, y, por si esto fuera poco, arrasar la memoria de sus habitantes.
"Noto un rebullir de ortigas en la tripa cuando pienso que pueden construir un pantano en el pueblo de mis padres."
Todo comienza en octubre de 2014, en mi primer viaje a Soto del Real para ver a Ibra, mi amigo negro encarcelado. Me lo entregó su madre sin saberlo y porque yo quise, un hermanamiento entre madres de piel distinta: la suya negra captura cada color, la mía blanquita, los expele. Ibra llegó en una canastilla que surcó el Atlántico de Gambia a Tenerife; su padre lo puso allí, ellos los empujan para salvarse a sí mismos y al clan: excesiva carga para un solo hombre.
Empecé Diario de cristal no solo para librarme de la pena, sino para entender qué nos estaba pasando. En las visitas a Ibra en tres cárceles (Soto del Real, Aranjuez y Segovia), en aquellos vis a vis, más tarde en el cuerpo a cuerpo y, al final, en sus permisos carcelarios, comprendí qué significan la dignidad, la lucha y la fe. Se me reveló el tiempo como un fogonazo que contiene un todo inaprensible y bello hasta doler. Se presentó el milagro cuando no poseíamos nada o solo un callejón sin salida, cuando, abatida o fulminada, se mostró el instante, ese que refulge en cualquier oscura noche, y en la claridad del día, para no deslumbrar, se oscurece encogiéndose como un gusanito que se protege de una agresión. Compasión, amor y amistad, santa trinidad, se abrieron como abanico gigante que me refrescaba si me sofocaba, que me cobijaba si me helaba.
Maite Hernangómez, Segovia, octubre 2021
Un día llegó a nuestras manos Tocar los círculos y en el equipo de lectores hubo una reacción tan unánime, como calurosa. Y ya no importó ningún argumento. No pude resistirme más, a pesar de los riesgos ciertos.
Aquí empezamos una colección de poesía EURITMIA POESÍA
Poema de tranströmer
Ahora que la tarde se despide lo que yo creo que es
y la persiana un poema de tranströmer:
deja pasar la luz como costillas una afasia por refracción del ángulo
y la persiana un lenguaje dejado sin tutela
deja pasar la luz como costillas o un bosque nevado con ceniza
quiero leerte un poema de tranströmer cuyas raíces arden.
a ti que ers casi (...)
Aquí os dejamos un poema del libro. Apenas un átomo de su esencia
Habita en mí la calma
Habita en mí la calma,
en este atardecer sin ruido,
acaso ya sin prisa y a deshora,
bajo ramas de árbol donde observas
un sol que en tierra asoma
ya encendido su ocaso,
sin hambre y sin aurora
palpitando desnudo en mi silencio,
tan muriendo
que se posa
«¿Qué circunstancias provocaron que un niño nacido en una familia conservadora de la burguesía barcelonesa y la nobleza castellana se aproximara al Partido Comunista? ¿Qué circunstancias pudieron influir en el tránsito radical entre su origen familiar y su pensamiento político adulto?»
Con estas preguntas arranca el nuevo libro de Pedro Álvarez de Frutos, El burgués que salió de la caverna. El Franquismo y la Guerra Civil vistos por la poesía de Jaime Gil de Biedma.
Sin duda, Jaime Gil de Biedma es un poeta capital en las contemporáneas letras españolas, cuyo valor continúa en alza. A pesar de que su obra no ha dejado de ser leída, a pesar de que es conocida su biografía, se tiene la sensación de que aún falta llegar al meollo de la cuestión que a modo de dos preguntas nos lanza el autor.
El burgués que salió de la caverna —título alusivo al mito de Platón— será de suma utilidad a cualquier lector, por supuesto, pero de modo muy especial para seguidores y estudiosos del poeta barcelonés, así como de la historia y la literatura españolas de la posguerra, pues Pedro Álvarez no solo redescubre la incisiva mirada de Gil de Biedma, sino que, también, a través de ella, se desvela parte de la realidad de España de aquellos años.
A diferencia de otros libros sobre la obra ‘gilbiedmeña’, como dice su autor, aquí se muestra su poesía desde otra perspectiva:
«Este texto está centrado en el contenido político y social de los poemas. Señala los temas de la Guerra y del franquismo y localiza y analiza las referencias a ellos en lugar de analizar poema a poema como se hace, generalmente, de forma ortodoxa» .
Una aldea campesina, una historia familiar y la dureza de la posguerra, claves de Los humores de la Tierra,
Maestro rural durante cuatro décadas, Gómez, quien también fuese concejal, diputado provincial y procurador autonómico en las Cortes de Castilla y León, lanza su primera novela a sus 75 años.
Los Humores de la Tierra transcurre en Toarbás, aldea creada por el autor y ambientada en la posguerra, en la que el protagonista y su familia conviven con el silencio, los abusos, los malos tratos y la soledad, en una etapa que precedió el vaciado de numerosos pueblos segovianos.
La novela, escrita con una prosa sin artificios lingüísticos, a veces lírica, al modo de Castilla, se afana en recuperar vocablos que antaño formaron parte de la cultura rural y que hoy se pierden, al mismo ritmo que la tierra campesina pierde a sus gentes. Es una delicia su lectura
Aquí os dejamos un poema del libro. Para que atisbéis una brizna del paisaje que encontraréis en sus páginas.
Para darse la calidez del encuentro
no era precisa su existencia,
pensó el poeta,
sino tus ojos leyendo los versos
de otro tiempo y otro espacio.
Por ello,
por ser consciente
de la extraña y entrañable conexión,
sentado en un banco de un parque
sonríe, sonreía, una mañana
admirado de ser y de darse
aquí mismo y ahora,
allí mismo y entonces.
"Invito con este poemario (más allá del pudor, la duda, la incertidumbre o el miedo que causa mostrarse) a asomarse a mi suspiro, pasear su superficie e incluso, como yo misma, a habitarlo; a serlo" afirma Sonia Martín Giménez en una brevísima introduccón al poemario que se abre con el poema que aquí dejamos. Si lo hacéis, no os defraudará este viaje:
Decido
Decido, pese a todo, y flotando de puntillas
en el leve y mínimo espacio del suspiro,
entonar de nuevo, y sueño una estrofa
oída en tiempo ancestral, en ese intervalo
en el que quisiera poder susurrar entre líneas
todas las melodías que alojan las caracolas.