Ángel Gómez González nació en Vegafría —Segovia—, hace ya 76 años. Vegafría, un pueblo hoy vaciado, siempre fue chico: 60 familias y unos 300 habitantes en su momento más lleno. Catorce personas, encogidas ya, siguen pateando aún, cada día, las mismas calles que antiguamente patearon 300. Esa ruralidad llenó su infancia y pervivió en su vida. Fruto de esa ruralidad es esta novela: Los humores de la tierra.
El menor de una familia de 7 hijos, se hizo maestro estudiando en Madrid, donde ganó la oposición. Destinado a Barcelona ejerció su primera docencia en la escuela de adultos en Viladecans, enseñando a leer y a escribir a personas ya mayores, que en los años 70 aún no habían llegado al conocimiento de las letras. Allí fue feliz.
Pero la ruralidad que impregnó sus hábitos durante la infancia y que marcó su vida y condujo su destino, le empujó con fuerza irresistible a volver a Castilla, al campo de los pueblos donde estaban sus raíces. En el año 1974 pidió traslado a Cuéllar, pueblo donde ha vivido y ejercido el magisterio desde entonces, desarrollando la enseñanza apegado a los valores de la intimidad castellana, a la parquedad de su gente y a la espiritualidad de su tierra.
En el año 2004 crea y dirige con sus alumnos y profesores compañeros del IES. Marqués de Lozoya, de Cuéllar, el grupo de teatro aficionado Los Mirmidones que cultivan el teatro clásico, especialmente las obras grecolatinas, que llevan por los pueblos de Castilla y particularmente por los de Segovia.
En su jubilación escribe sin ánimo de publicar —hasta ahora—, para su recreo y el de sus amigos. Relatos llenos de realismo y crítica social, cuentos, poesía, teatro… y así, hurgando en su infancia, nace en 2017 Los humores de la tierra.
Con sus principios socialistas y cristianos es un hombre luchador, comprometido con la gente del pueblo y con la justicia social.
Para contactar con el autor: angelgomezg2@yahoo.es